El software instalado en el entorno Windows Sandbox permanece "aislado" y se ejecuta por separado del equipo host.
Dicho de otra manera mas sencilla, tendremos nuestro Windows principal y dentro de el podemos abrir una ventana con otro Windows como el que ya tenemos, pero totalmente independiente de nuestro Windows principal.
De esta manera, podemos probar configuraciones, programas de dudosa procedencia, etc. en nuestro Sandbox, así no afectara en nuestro Windows principal y si estamos contentos con el resultado ya podemos hacerlo en nuestro Windows principal.
Una vez cerremos nuestro Sandbox, todo lo que hiciéramos dentro de el se perderá y si volvemos a abrir Sandbox tendremos un Windows limpio como recién instalado.
Windows 10 o Windows 11, en sus versiones Pro, Enterprise o Education
Arquitectura AMD64
Capacidades de virtualización habilitadas en BIOS
Al menos 4 GB de RAM (se recomiendan 8 GB)
Al menos 1 GB de espacio libre en disco (ssd recomendado)
Al menos dos núcleos de CPU (se recomiendan cuatro núcleos con hyperthreading)
Pulsamos la tecla de Windows en nuestro teclado, escribimos Activar o desactivar las características de Windows y pulsamos entrar.
Buscamos Espacio aislado de Windows, marcamos su casilla para activarlo y pulsamos en el botón de aceptar.
Tras terminar la instalación, pulsamos en el botón de reiniciar ahora para que se apliquen los cambios.
Pulsamos la tecla de Windows en nuestro teclado, escribimos Windows Sandbox y pulsamos entrar.
Y una vez cargado, veremos dentro de nuestro Windows, una ventana con el Espacio aislado de Windows, que sera un Windows virtual en el que podremos usarlo para pruebas, que una vez que lo cerremos se perderán todos los cambios que hiciéramos y al volver a abrirlo tendremos Windows como recién instalado para más pruebas.
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